Estaba viendo televisión y pasaron una publicidad de Sushi.
Promocionaban una nueva marca que había llegado a la ciudad con
el objetivo de quitarle la pretensión que tiene comer pescado
envuelto en arroz y alga.
Casi al final del comercial, habían varias palabras en las
que hacían énfasis, pero hubo una oración en particular que me
quedó resonando; "Lo hacemos fácil, nos encargamos de llevarte
tu ritual a tu casa sin que tengas que moverte ni esforzarte
por nada más que disfrutar".
Disfrutar. Esa palabra
se quedó en mi cabeza, retumbando con un eco profundo que no me dejo
concentrarme en nada más.
Pensé en mi trabajo, en todas las atenciones que existen para
los cliente. En como somos sirvientes entre nosotres mismes y
cooperamos para vivir en una casa más hedonista.
Una casa dónde
el entorno se esfuerza para que el individuo disfrute, solamente
disfrute, que tenga a su fácil alcance todas las posibilidades de la
forma mas cómoda.
Pero el disfrute solamente como un resultado, obtener ese resultado de goce, sin el trabajo previo de búsqueda. ¿Pero el hedonismo como único punto de partida y de fin, no acarrea a su vez un sentimiento de vacío?
Pasar una vida de pica flor aburguesado, dónde lo único que hace es volar en búsqueda de flores, de polen, de néctar. De éxtasis, donde en lugar de volar en búsqueda de, simplemente se queda en su lugar sin hacer ningún movimiento, sin hacer ningún esfuerzo, ni atravesar tormentas, vientos, tempestades, otros picaflores que quizás querrán nutrirse de la misma flor, u otros insectos que sean su competencia. Hasta quizás animales que le signifiquen depredadores.
Un colibrí que no necesita hacer movimiento alguno para llenarse el pico de polen, porque todo lo tiene cerca, todo a su al rededor lo tiene todo el tiempo, no necesita esperar a que las flores florezcan en primavera porque están ahí siempre a su disposición.
Esa falta de vuelo, de lucha, de competencia, de búsqueda. ¿Esa falta es probable que confluya en angustia?
¿Por qué generaría angustia el placer sin el esfuerzo de luchar por conseguirlo?
¿Por qué generaría angustia la comodidad?
¿Será la
monotonía del mismo cómodo ambiente lo que genera ansiedad?
¿La
falta de cambios en el entorno quizás?
El silencio, lo constante, lo que no cambia, lo inmutable, lo finito, lo estático, la aburrida muerte, un aburrimiento patológico inducido por la ironía de querer vivir haciendo lo que querés. Repitiendo un cuento desde los ojos del ayer, anclados en el tiempo presente, porque el capitán del barco ha muerto, y la tripulación no sabe a dónde ir.
Porque yo ya no sé a dónde ir y porque todo lo que un día
quise era libertad
O direcciono mi barco a nuevas rutas de viaje o permito al agua y al polvo que me erosione cuando me sepulte en el tiempo.
Pero lo peligroso de todo esto no es ni el barco ni el colibrí, sino lo seductora que puede llegar a ser una publicidad de Sushi.
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