martes, 14 de febrero de 2017

¿La vida o la muerte?

¿Y si es todo? ¿Y si la vida se acaba?

Quizás de eso se trata la vida, de recorrer un camino sinuoso plagado de espinas y rosas, donde en cada paso adquirimos conocimiento y sabiduría.

¿Y si una vez que alcanzamos determinado nivel de sabiduría se acaba todo? Se acaba el tiempo, se acaba la vida, se acaba la muerte viva, el dolor vivo.
Y es que puede sonar algo decadente esto, pero es que mientras más conocemos, más sabiduría obtenemos, y mientras más la tenemos más crece nuestro cerebro y nuestra capacidad de pensar y reflexionar, mientras más pensamos más nos entristecemos, porque la vida en profundidad está plagada de tristeza, miseria y odio.

Pienso y luego me entristezco, me entristezco al observar a la humanidad odiarse los unos a los otros, lo hago al notar como competimos por quién lastima más, por quien se aprovecha más del otro, por quien tiene más y quien tiene menos, por demostrarle al otro lo miserable que es.
Sentimos poder, nos sentimos superiores al hacer sentir eso al otro, y todo se debe a esa inseguridad propia que tenemos como cualidad humana.

Y ahora la pregunta es ¿vale la pena estar vivo? Tolerar tanto sufrimiento ¿para qué?.

¿Y si la vida en realidad es mucho más que esto? ¿Y si simplemente disfrutamos de aquellas pequeñas cosas que hacemos a diario?

Es el miedo el responsable de todo, si simplemente viviéramos nuestra propia vida, sin molestar a nadie más, metiéndonos en nuestros propios asuntos, y principalmente haciendo todo aquello que anhelamos hacer, todo sería diferente.

Eliminar el miedo para que el día de mañana la famosa pregunta "¿Y si hubiera...?" no nos carcoma el alma y la cabeza.

jueves, 2 de febrero de 2017

Tengo miedo

Y se nos pasa el tiempo, lo retenemos, pero corre violentamente. Se nos escapa como agua hirviendo entre los dedos, haciendo doler, dejándonos marcas y a veces permanentes.

Dejamos que el mundo nos avance, que la sociedad nos aplaste, que el otro nos defina y codifique.

Le tengo miedo al otro. Me aterra la gente. 

Es como una jugada de la batalla naval, existe una barrera en medio de dos personas y no podes ver qué hay del otro lado. Yo digo B2 y me responde agua. Es realmente agua? Y si toqué el bote? Y si le hundí el bote? Y si me está mintiendo?

Es el problema.

El otro tiene estrategias, juega con una mano invisible, y si en realidad no existe un otro? Y si ese sujeto invisible es un reflejo de mis propias inseguridades? Y si es todo producto de mi propio Yo narcisista? 

Que garantía tengo de que no es todo más que un retrato de una bella realidad inexistente? 

Se me va el tiempo, el fuego, la vida y la fe.