martes, 19 de diciembre de 2017

Nostalgias sociales

¿Te acordás la última vez que creímos poder iluminar la noche?
Bañados en la danza de aquel utópico viaje en búsqueda de las sábanas negras. Rezando al todopoderoso por un poco de clemencia, rogando al mandatario mayor por piedad frente al desprecio de los venerables.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder apagar la tarde?
Entre ruidos de ollas que gritan las lágrimas del pueblo que no puede con el naufragio en esta isla de indiferencia.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder dormir la mañana?
Sollozando bajo la fría lluvia de un Martes improbable antes de ir a trabajar. Sangrando las heridas de un antiguo y viejo amigo, hermano del mismo techo que limpia las botas de su padre golpeador, mientras su antítesis lucha por la desalineación de aquel director del horror.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder amar la madrugada?
Mirando constelaciones, soñando a la espera de despertar en un lugar mejor.
Un lugar mejor donde la piba de la plaza no llora de dolor, mojada y olvidada frente a la indiferencia del que la ve pasar.
Donde el padre no llora entre el silencio de sus almohadas, resignado ante la posibilidad de cambio (Más que cambio transformación, porque la palabra cambio se ha visto plagada de tóxicos y egoísmo) porque le aturde el grito de pequeños estómagos inocentes.
Donde Gabriela no muere entre palabras mudas amando a su verdugo.
Donde Martin de seis conoce la sanidad de una infancia sin escombros y trabajo.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder iluminar la noche con tan sólo sonreír a las estrellas?

viernes, 8 de diciembre de 2017

Ambigüedades de ser

Soy las alas de un lienzo que flota arrugado y manchado entre rojos y azules, blancos y negros,en búsqueda de los grises.
Soy los ojos de una melodía de Domingo que te recuerdan el colorido o apagado ayer.
Soy el cuerpo de una luna de Viernes, golpeando la garganta de alguna sombra sin rostro.
Soy la razón del no deber, y el vaivén de las olas Porteñas.
Soy la brisa de primavera y el Invierno del infierno.
Soy y no soy, soy en donde el otro me ve.
Soy el de ayer, pero manchado por el mañana.
Soy la luz hecha agua y las venas apagadas.
Soy la vida reencarnada y soy el rostro de quien engaña.
Soy el punto y el circulo del encuentro.
No me olvides. En el olvido el partido se ve perdido, si me pierdo no me encuentro.
Así que no me olvides, porque en el paso del destino, existen tus latidos.

Estrellas fugaces

Así como las estrellas fugaces,
un majestuoso instante,
un precioso momento delirante.
Así como las estrellas fugaces
te pido que me abraces,
porque aunque la vida nos rechace,
te pido no me espedaces.

Así como las estrellas fugaces
nuestro camino yace,
y aunque el tiempo se pase
y las bocas nos reemplacen,
no me relegues.
No me relegues de tu mente,
no me relegues para siempre.

Deseo que me recuerdes
como el cuerpo celeste
que viajo po el Noreste.
Como el cuerpo celeste,
que por mas que proteste,
nunca recurre en tu mente.

Así como las estrellas fugaces
recordame como el viajero
que dejo un haz de luz en tu cielo.